ESPACIOS DE ÚLTIMA MILLA

Con el crecimiento del ecommerce desde el inicio de la pandemia, yendo de la mano de la necesidad de los consumidores por tener sus productos más rápido, se orilló a los  grandes y pequeños retailers a implementar centros de distribución de última milla en las ciudades.

Desde el año pasado el comercio en línea demandó que las empresas cambiaran toda sus estrategia de logística, impactando desde a los grandes almacenes hasta a los pequeños retailers.

Estos espacios ubicados dentro de las urbes, difieren de los tradicionales macrocentros de distribución, principalmente por su menor tamaño, adaptándose a las nuevas necesidades de las empresas para satisfacer a su consumidor final.

Eso sí, se trata de sitios “flexibles”, donde van a tener producto almacenado por un corto tiempo, ya que las operaciones deberán ser muy ágiles, de entrada por salida.

Estos espacios de última milla, a diferencia de los tradicionales (con una distribución del 70% en espacios de maniobras y 30% de almacén) funcionan con una proporción del 50 - 50.

Respecto a los lugares para los operadores, zonas de descanso, comida y servicios sanitarios, no son indispensables como en los macrocentros, pero no con eso se quieren dejar a un lado los servicios básicos, sin embargo la intención es que el operador no espere mucho tiempo entre carga y descarga de mercancía (10 - 15 minutos).

Acerca de la ubicación, esta preferentemente debe ser sobre avenidas principales y tener acceso a más de una zona habitacional, ya que ahí se encuentran los usuarios finales, esos que esperan recibir sus productos de forma más inmediata.

En México, la tendencia de este tipo de centros está en un constante crecimiento en ciudades como Guadalajara, Monterrey, la zona del Bajío y la Ciudad de México, sin dejar de lado la zona fronteriza del norte del país y el sureste.

Lo que es un hecho, es que el concepto de última milla llegó para quedarse,  ya que las tendencias del mercado de consumo ya cambiaron.

*Con información de TyT.